sábado, 6 de noviembre de 2010

Con ganas de decir..sale lo que se ve, ni mas ni menos

Un vez, suele pasar

Creo y afirmo que cuando llueve, todo cambia, si por supuesto; usted el señor de sombrero dirá que por supuesto es así, pero y si no fuera así? Cuestiona un joven. Todo estaría muy confuso, o no estaría, habla una anciana, que levanta su mirada por encima de sus hombros que vienen como columnas de su joroba. El caballero apuesto, parado al lado del joven, la mira con intensidad, poniendo en presencia de su rostro, poca humildad y mucho orgullo; y dice, los trueno son consecuencia de un gran choque de energías. Ahí el viento abre la vieja puerta de madera, todos se miran, advirtiendo una tormenta; incluso yo me asusto, solo un poco, para no exagerar lo que no hay. La tierra pronto se acumula en las esquinas de la única ventana. El viento pasa, vuelve la famosa calma, que como dicen muchos, antecede a la tormenta; y en ese momento que parece que va explotar, la muy puta se queda ahí solo tomando aire y aguantándolo dentro suyo; podría decirse que es hasta doloroso presenciarlo. Después de un rato de golpear el respaldo de la silla contra la pared, hamacándome en sus dos patas traseras, vuelvo a mirar el cuadro y no descubro nada, me esfuerzo y parece que la anciana, el joven, el apuesto y el señor de sombrero, se complotan para no dejarme ver, quien interrumpió la lluvia.

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